Fernando Fernández Ocampo en FILibro Canadá 2024
El poeta jardinero
Fernando Fernández Ocampo, nativo de Palmira, ciudad en el Valle del Cauca, Colombia. La autoría de aforismos, de cartas sin destinatario, de versos sueltos y numerosos poemas lo perfilan como escritor desde su juventud. Ha incursionado en los géneros del ensayo, la novela y el cuento. Ingeniero Agrónomo y Agroecólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó en transferencia de tecnología en el Centro Internacional de Agricultura Tropical CIAT, en donde escribió más de treinta libros de divulgación técnica. También, fue asesor en gestión ambiental para el desarrollo comunitario rural de proyectos agroecológicos con la cooperación internacional vía la Corporación Ecofondo. Desde 2004, se estableció en la ciudad de Quebec, Canada. Alli, su inspiración a las letras se consolida, la calma y el tiempo le han permitido desempolvar proyectos y darles nueva vida. Hasta ahora, ha publicado poemas en pasquines, cuadernos universitarios y páginas de redes sociales. Actualmente, tiene su primera novela terminada y está trabajando en su segunda, además de una antología de cuentos. "Apaciguando olvidos" es su primera publicación literaria. Es un compendio de poemas que expresa las vivencias de un ser humano inquieto por las intimidades del individuo y las preocupaciones colectivas. Aborda temas como las rebeldías juveniles, las críticas a la sociedad, a la religión y a la historia escrita por el poder. También refleja sentimientos familiares, el amor, los miedos, y la memoria que huye ineluctable con el paso del tiempo. |
Palabras sobrevivientes
La poesía es el sentir verbalizado. Es la palabra que se construye con pedazos de piel, viene de las tripas. Es la palabra pensada, razonada. Es una forma de sentir el transitar por la existencia. Es la memoria de la piel que viaja por la vida. Son las huellas de lo vivido que nos negamos a olvidar. "Apaciguando olvidos" es una antología de versos rescatados del silencio una noche de nostalgia bajo un arce que dejaba entrever las estrellas de las constelaciones del norte boreal. Son versos que hablan con palabras de todas mis edades y quehaceres. Poemas de trinchera garabateados durante el paso por la universidad; poemas que surgen de reflexiones de lecturas y preocupaciones sobre temas que cobran fuerza en la sociedad actual; poemas de memorias afectivas y amorosas, y remembranzas familiares que viven en mí como plantas perennes que renacen después de cada invierno. El libro atardece con poemas que hacen alusión a los olvidos, construidos con pedazos de frases que mi madre dejó caer en el camino antes morir abismada en la enfermedad de los olvidos. Son versos libres construidos con sintaxis de jardinero, con manos untadas de arcilla, de hojas de libros y de pieles. No tienen pretensiones ni de olimpos ni de academias. Si lo soy, soy poeta de pala, de azadón, de lápiz y Chromebook; de amaneceres y atardeceres; sin marcas ni calidades de papel. He escrito en servilletas usadas, en los bordes de los libros, en paredes y computadores usados. |